viernes, 2 de diciembre de 2011

EL PERRO VAGABUNDO







Muchos perros domésticos se ven obligados a vivir en espacios delimitados: patios pequeños, pisos, pequeños apartamentos... Con ello sólo les creamos estress y ansiedad, contribuyendo así a una posible escapada que puede durar de unas horas hasta varios días.
Esto puede ser probable en perros que tengan una vida triste y solitaria, con poca dependencia de sus amos.
Si ésto llegara a pasar, en cierto periodo de tiempo nuestro perro se acostumbraría a esa libertad, y saldría el instinto lobero que llevan dentro. Empezará  a construir su territorio de caza, que puede albergar decenas de kilómetros.También compartirá manada con otros compañeros vagabundos, llegando a formar una jerarquía.

El vagabundeo puede aportar al perro muchas alegrías y satisfacciones, ya que para los machos se trata de un apareamiento constante, pero para las hembras no es tan divertido pues supondría estar constantemente preñadas, además su carácter más sociable les hace más difícil la separación del ser humano.
También el vagabundeo puede ser a causa de estancias largas en perreras, por ejemplo en  periodos de vacaciones, etc... ya que la vuelta a casa es una oportunidad única para desahogarse de la ansiedad a la que están sometidos en estos "encarcelamientos".
Otro de los motivos de que nuestros animales se dediquen al vagabundeo, son los dos primeros estadíos de la enfermedad neurologíca de la rabia, ya que en estos estados están bastante perdidos y desorientados,
creando así una plaga de animales infectados por mordeduras.

¿Como podemos evitar esto?

Creando en la etapa de cachorro una socializacion basada en la dependencia humana, salidas continuas, centros y albergues de nuestra confianza, y familiares dispuestos a cuidar de nuestra mascota.

Otra realidad es que un perro vagabundo no identificado correctamente, acabará en una perrera local. Si en las72 horas siguientes no es reclamado sera sacrificado.
Llegados a éste punto podríamos decir que un perro necesita unos cuidados específicos y mucha responsabilidad por parte de sus dueños.
Esto hay que tenerlo en cuenta antes de tomar la decisión de tener uno y también cuándo ya lo tenemos, pues su vida puede ser entre doce y quince años.
Cuidémoslos cómo merecen y ellos a cambio enriquecerán nuestra vida.

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